Litografía y otras técnicas de Gráfica (para principiantes)


¿Qué es una “Litografía” por principio de cuentas? Si el término le es familiar y se conoce el “abecedario” de la técnica, pase al siguiente artículo. Si no tiene idea de lo que estamos hablando, nunca es tarde para aprender algo nuevo.

Dentro de las artes visuales existen ciertas técnicas que representan un reto, para los expertos explicar y para los no doctos entender, y que en el mejor de los casos inician y terminan con una frase parecida a: “sobre una matriz se realiza un grabado que posteriormente se imprime en papel algodón en un tórculo”. Esta es una descripción tan correcta, como poco explícita del proceso de trabajo que requiere una obra de este tipo, y que a lo mucho cumple con la cortesía de contestar o aclarar al interesado e intrigado, cuando al estar frente a una litografía pregunta: “¿es original?”.

En general los comunes identificamos fácilmente técnicas como la pintura al óleo, la acuarela, el dibujo a lápiz o en tinta, pero nos topamos con un complejo panorama de palabras, nombres, procesos y herramientas cuando se habla de técnicas de gráfica. Esto sucede porque tan sólo la “Grafica” incluye una serie de técnicas, que en su conjunto superan en número y complejidad, al resto de las artes visuales; pero por otro lado porque al paso de los años, se han mal adoptado los nombres propios de una técnica para señalar un proceso totalmente ajeno, y que ha resultado en la misma y grave confusión que se tiene al describir a la Gráfica misma.

Un ejemplo de esta mal información es el uso de la palabra “Litografría” para describir un poster impreso a partir de un archivo digital. Generalmente en cualquier tienda de museo se venden “posters” de algunas de las obras expuestas a precios relativamente económicos, y que bien enmarcados han resuelto la decoración de muchas de las salas de espera de médicos y dentistas. Sin embargo, una verdadera litografía representa, en efecto, la imagen que resulta de un proceso de impresión mecánico o manual (pero nunca digital), y que proviene de una imagen previa realizada por el artista sobre una piedra plana pulida. La misma etimología de la palabra “Lithos”, “Piedra” en griego, tiene por definición la exclusiva característica de esta técnica de Gráfica, la cual implica un proceso adicional, más allá del dibujo u obra realizada por el artista a mano alzada en directo sobre la piedra o “matriz”, y que requiere de un largo y complejo proceso de adecuación e impresión posterior sobre una prensa, a cargo de otro artista especialista o “maestro impresor”.

El mal uso de términos no solo genera una confusión cultural, sino que peor aún, afecta a la valoración monetaria de las obras gráficas. Los procesos digitales de creación e impresión son diametralmente económicos en tiempo, capacidad de reproducción, conocimientos y experiencia, en comparación de los métodos “artísticos” tradicionales. Una “falsa” litografía, es decir, un poster impreso en una maquina digital del que se realizan miles de reproducciones, se puede vender en un módico precio, en comparación a una Litografía, que tiene un valor en mercado dependiente a diversos factores, como la trayectoria del artista, el tamaño, el número de colores empleados, el número de copias que tiene la edición, si pertenece a una edición realizada para un evento en especial, incluso el prestigio del Taller en donde se ha procesado la impresión de la obra. Esto no representa un problema para expertos o coleccionistas, pero si para atraer un nuevo mercado de compradores interesados que pudiendo invertir en una obra original, sin tener dejar en ceros su cuenta de ahorros, optan por gastar en una copia decorativa sin valor alguno a futuro.


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