Las Noches de Motley
No
todos los artistas alcanzan las glorias que reconocen las masas. Hablamos en
otra intervención sobre el conjunto de factores que por ejemplo, hicieron de
Miguel Ángel una figura de proporciones universales.
El “timing” dirían los
amantes de los términos anglosajones, se refiere a un momento histórico en el que se
da un cruce casi perfecto de estos elementos, y que proyecta las nuevas formas
que regirán el futuro. Caminando entre museos se encuentran entre un cuadro y
otro, obras que pertenecen a nombres que difícilmente aparecen dentro de las
mejores colecciones en el mundo, o dentro de los libros de arte más vendidos,
pero que son merecedores de un espacio y por lo tanto de entender que razón
tuvo el curador para otorgarle esa pared. He encontrado nombres mexicanos poco
escuchados dentro de México, que en su momento no alcanzaron el brillo de los
grandes maestros, pero que al tiempo han tenido una importante revaloración de
su trabajo. He encontrado también que existen artistas que pasan a la historia,
por la influencia que ejercen sobre las formas y los estilos de generaciones
futuras, más que por el éxito inmediato de sus obras. Otros artistas no generan
un impacto suficiente para mover la balanza universal en él momento, pero si
ejercen grandes cambios en sus comunidades, en sus academias, y dentro del entorno
cultural de una localidad; y terminan transformándose finalmente en universales
a través del retrato cotidiano y costumbrista de sus sociedades.
El caso de
Archibald Motley es de un artista de raza negra que vivió intensamente y
expresó a través de sus pinturas, el movimiento cultural de su época, y de un
estilo de vida que generó una de las corrientes musicales de mayor impacto para
cualquier generación posterior a la suya. Los trabajos de Motley proporcionan
al espectador un viaje al pasado de la sociedad afro-americana, pero a su vez
al presente del artista que perteneció al periodo nombrado como “El
renacimiento de Harlem”, esa época de la historia norteamericana sobre la mitad
de los años 30’s, en que la unión de varios talentos dentro las artes dieron
como resultado la producción de sobresalientes obras, y que sirvió de motor
para la explosión del góspel, del blues y finalmente del jazz. Motley se graduó
como artista visual en el Art Institute of
Chicago en 1918 y fue el primer artista de raza negra en montar una
exhibición individual, misma que le permitió viajar a París en donde obtuvo una
gran influencia del movimiento impresionista de la época, el cual que utilizó
dentro de sus obras sobre el ambiente jazzístico de su tiempo.
Durante los años
50’s Motley realizó una serie de visitas a México, que se pueden ver retratadas
en las escenas cotidianas que encontró en sus trayectos. Dentro de sus curiosas
notas menciona una característica propia que los norteamericanos siguen criticando
de los mexicanos, la impuntualidad: “paramos
en Colima en donde se suponía el tren debía estar solo 20 minutos, pero tardó
más de dos horas”.
La obra de Motley es de una gran representación de las
formas de los cuerpos afroamericanos, mujeres voluptuosas y hombres de
expresiones gruesas; sus obras sobre la vida nocturna y el jazz, reflejan la
atmosfera de fiesta y el sentido creativo de los instrumentos y los talentos
que llenaron los clubes nocturnos del medio oeste de los Estados Unidos. Se
acerca el festival internacional de música más importante de la Riviera Maya y
mejor nos vamos involucrando con el Jazz, comenzando por un pintor que vivió en
el centro del cual partió la gran historia de este género universal.
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