Desde el Chicago Blues Festival 2015



Hace poco más de un año estaba sentado en la oficina de Carlos Tortolero, quien es fundador y director del National Museum of Mexican Art in Chicago, un símbolo actual de la comunidad cultural latina del barrio de Pilsen en Chicago. Le estuve platicando de un proyecto de arte en Cancún que aún no sabía siquiera como se llamaría, y le dije a Carlos que sólo lo nombraríamos “Academia de Artes de Cancún”, todo lo que platiqué eran planes sobre papel, y aunque él muy amablemente me escuchó pronto nos envolvimos en otros temas relacionados con el arte pero no con mi proyecto. Aparte de su amabilidad, recuerdo algunas cosas interesantes de su plática, una de ellas que aseguraba que su Museo contaba con la mayor colección de obras de Leopoldo Méndez, un increíble grabador pero poco expuesto en México, que tuvo la mala suerte de nacer después de su tiempo. Sin proponérselo Posadas se guardó para sí todo el crédito del grabado mexicano.  Carlos también menciono una excelente frase sobre el arte contemporáneo mexicano: “…el problema que en los Estados Unidos tenemos con México, es que sus artistas son demasiados e increíblemente talentosos…”. Lo que yo no le dije a Carlos daba por sentado lo que pensaba de su exposición temporal, que apenas unos minutos atrás había recorrido, efectivamente me venían a la mente todos los artistas contemporáneos mexicanos, que podrían tener un mucho mejor trabajo que los expuestos, con la diferencia que no eran latinos nacidos en Chicago, ni crecidos en Pilsen.

Al recuerdo me llegaron las palabras de Carlos mientras escuchaba al sensacional Buddy Guy en el escenario del Chicago Blues Festival 2015, “el problema que tienen los músicos estadounidenses -pensé-, es que son demasiados y demasiado buenos”. Y es que el blues de una sola tarde es tan envolvente que parece podrías escuchar ese tipo de música plana, repetitiva y acompasada durante todos los días del resto de tu vida. La misma vida del festival comienza más allá del artista estrella del escenario principal, comienza en los pequeños conciertos de los bares y las carpas, de la música y presentaciones de grupos y solistas de los lugares legendarios de esta ciudad como el Green Mills o Buddy Guy’s Legends o el BLUES; con cada músico que te parece increíble, te llega uno y otro más que bien puede superar al anterior.

Los primeros sonidos del Blues Festival me llegaron con un excelente cover del “Crossroads” de Cream, dentro de la carpa montada por The Blues Kids Program & Camp; y vamos que cuando uno llega a un festival de Blues y lo recibe un buen riff de Clapton, que decir de lo que se espera de las próximas cinco horas. Ya dentro del “Petrillo Music Shell” de Grant Park abrió la presentación de la tarde el grupo formado por el artista local Toronzo Cannon; con un electrizante sonido con influencias de Buddy Guy, Muddy Waters, y el mismo Jimmy Hendrix, Toronzo raya sutilmente el rock denso y su banda lo regresa al más puro estilo del blues del medio oeste.  Me sorprendió gratamente y seguro pronto tocaremos algo de este músico en el Taller de Divertimento.


Zora Young fue la siguiente artista de esa tarde y quien para mi debió haber abierto el escenario (y dejar a Toronzo de segundo) para de esta manera seguir con el “shock” eléctrico que finalizaría magistralmente Buddy Guy. Admiro a las grandes voces femeninas del góspel y del blues, pero no me generan el gran golpe que dan los grandes guitarristas.
Después de vacilaciones sobre la cancelación del concierto debido a la lluvia y truenos, Buddy Guy salió al escenario bienvenido con una tremenda ovación, una sola pieza basto para demostrar que “hay niveles” y para recordarme la frase de Tortolero. Había pasado la tarde escuchando buen blues, bien interpretado, y bien ejecutado por excelentes músicos; pero Guy esta en otra liga, en esa en la que comienzan los problemas para todo el resto, en esa liga dominada por Clapton, B.B, Beck, Hendrix, Page, y que viene siendo tomada agresivamente por Jack White y John Mayer. Reconociendo la grandeza de todos los anteriores y de los grandes padres del blues, Guy da un concierto a manera de homenaje, no sólo hacia la pérdida reciente de B.B. King, sino a la influencia infinita que todo el blues dejo en toda la música popular occidental. 
Buddy Guy es un impresionante “showman” que igual podría tirar la guitarra al piso y sacar notas con la suela del zapato, “Saben de donde proviene el Hip Hop..!?” pregunta a mitad de pleno concierto mientras toma una guitarra acústica y habla del blues de Robert Johnson como el verdadero Hip Hop, y entonces el hombre de verdad comienza a tocar “hip-hop” con una guitarra acústica para después hacer pequeños covers del “White Room” de Cream, del Crossroads de Clapton o de las distorsiones de Jeff Beck, que simplemente, -para usar un término muy común aquí-, nos “volaron la cabeza”. 


He escuchado blues muchos años de mi vida, en mi caso lo aprendí de adelante hacia atrás, de Eric Clapton hacia B.B. King, Muddy, Lee Hooker, Robert Johnson, sin duda he sido mayormente admirador del blues ruidoso y eléctrico de Chicago con todos sus riffs y variaciones, por ello es que escuchar blues entre un auditorio que creció con esto, que tiene frente de si a un hijo pródigo de esta ciudad, y que al unísono corea y baila “Sweet Home Chicago”, ha resultado en una de las grandes noches musicales de mi vida.



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